Un argentino en el corazón de los Alpes – Julio

Y así llegamos al último mes de voluntariado, en el cual solamente estuve en la oficina la primera quincena debido a que todavía tenía algunos días de vacaciones para tomarme. Estos últimos días se pasaron completando muchos informes, haciendo balances finales del voluntariado, y terminando las últimas tareas que me quedaban por hacer. Al mismo tiempo, el calor ya se empieza a sentir mucho más en la ciudad, y en la oficina no se puede estar sin prender el ventilador.
Un viernes fui invitado por la Comunidad de Municipios de la Matheysine a compartir con ellos el almuerzo de verano que organizan todos los años, lo que fue la excusa también para despedirme. A su vez, dado que se acercaban los Juegos Olímpicos, le dieron una temática deportiva a la juntada, haciendo el pase de la Antorcha y todo.

La semana siguiente, ya la última para mí en la oficina, en Tétraktys organizamos un “día de equipo”, en la que combinamos el aprendizaje sobre la propuesta turística que existe alrededor de la Chartreuse, la famosa bebida local, con la distención de un día fuera de la oficina. Visitamos el monasterio donde surgió, ubicado en el macizo montañoso del mismo nombre, y luego su museo-cava, en Voiron.

Por otra parte, para aprovechar estos días de vacaciones y el buen tiempo, pude hacer varias cosas distintas. Por ejemplo, fuimos a ver la Copa del Mundo de Mountain Bike en Les Gets y las etapas 17 y 18 del Tour de France; hice un itinerario de trekking de algunos días por Oisans, hicimos canyoning y también la travesía del Diois en bicicleta, entre otras cosas Todo muy bueno y siempre conociendo lugares nuevos sin necesidad de irse muy lejos.

Por supuesto, también llegó el momento de las despedidas. Tanguy y Khadidiatou también terminaban su voluntariado, y algunos integrantes del equipo de Tétraktys seguían otros rumbos luego del receso. Agosto es un mes de vacaciones para todo el mundo en Francia, así que todos tenían distintos planes para disfrutarlo. En mi caso, ya el 1 de agosto tenía mi vuelo de vuelta a Argentina, así que volvía al invierno.

Para finalizar, esta experiencia de voluntariado fue realmente algo muy lindo que me abrió la cabeza a otro mundo. Son incontables los aprendizajes que me llevo y que tanto me aportan para lo que sigue. Asimismo, los lugares que visité no dejaron de asombrarme, siempre con una identidad y características muy marcadas. Pero principalmente, destaco a las personas que pude conocer durante estos meses tanto dentro como fuera del voluntariado, personas excelentes, muy amables y respetuosas, con una gran predisposición y orgullosos de su lugar. Ellos han hecho de esta experiencia algo increíble.

El voluntariado, algo que nunca se me hubiera ocurrido ni siquiera que podía existir, y que hasta dude en un momento de si realizarlo o no, resultó ser una excelente decisión y muy positivo en todos sus aspectos. ¡Qué lastima que solo se pueda hacer 1 sola vez!

Dejá un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio