Saludos, soy Bastien Montovert, un joven de 23 años de la región de Isère, contratado desde enero como servicio cívico del programa “Montañas y Lagos” para formar un binomio de trabajo intercultural con Alejo, que es el representante de la Patagonia. Actualmente estoy cursando el segundo año de un Máster en Turismo especializado en el mundo latinoamericano. Después de haber trabajado en Perú, Mayotte y la Guayana Francesa, lo que me permitió adquirir experiencia sobre formas alternativas de turismo, llegué a Tétraktys con el firme deseo de comprometerme con un turismo justo, que responda a la vez al principio de justicia social y que sea consciente de los límites del planeta.
Apenas llegué, me sentí como un pez en el agua, tanto dentro del proyecto así como en mi colaboración con Alejo. Al no haber conocido nunca Argentina, este formato me permitió vincularme estrechamente con la zona del proyecto y tomar conciencia de los retos que se plantean, a pesar de la herida aún abierta de la final del Mundial 2022. Al principio, mis tareas se centraban más en diseñar este blog, pensar en la organización de la delegación y la mesa redonda, y producir conocimiento sobre la zona del proyecto. Rápidamente, nos dimos cuenta con Gwenn (jefa de proyecto para América Latina de Tétraktys) y Alejo de que necesitábamos una gran cantidad de elementos adicionales para mejorar nuestra comprensión del contexto local de Villa La Angostura y Villa Traful.
De hecho, el éxito de un proyecto de cooperación internacional Norte/Sur depende esencialmente de que se tengan en cuenta en detalle las necesidades y los retos a los que se enfrentan los territorios en cuestión, y de que se evite caer en una dinámica vertical y dominante que a menudo se ha revelado obsoleta frente a las problemáticas contemporáneas y la aceleración de los cambios. El turismo, que ha colonizado toda la ecúmene, es conocido por ser una fuente potencial de conflictos, ya que tiende a apropiarse de los territorios sustituyendo las actividades y los habitantes que estaban presentes en un principio. La acentuación del fenómeno de turistificación a raíz de la crisis de 2008 y el periodo post-pandémico han dado lugar a fuertes movilizaciones contra el turismo, como ilustran las manifestaciones que se vienen produciendo desde abril en España, desde las Islas Baleares hasta las Islas Canarias, pasando por Barcelona. Por eso decidimos, con nuestros socios argentinos, que era necesario llevar a cabo un análisis de la actividad turística en la zona, entrevistando a turistas para identificar su perfil y su satisfacción, así como a actores locales y residentes para conocer cómo se estructura el turismo en la zona, los problemas encontrados, los conflictos de uso y la aceptabilidad del turismo por parte de la población local.
Dado el carácter transversal del turismo, Alejo y yo elaboramos un cuestionario que abarcaba un amplio abanico de cuestiones sociales, medioambientales y de género, con el fin de obtener una visión sistémica y holística de la zona. Además, para ayudar a dar a conocer el proyecto, se acordó que yo daría charlas para promover la solidaridad internacional y la ciudadanía global en 4 escuelas de la región argentina asociada. Así pues, al amanecer del 17 de marzo, pensando lo menos posible en mi huella de carbono, me reuní con Gwenn en el aeropuerto de Lyon para iniciar un larguísimo viaje, cuyo destino final era San Carlos de Bariloche.
El plan era dedicar la primera semana a organizar una serie de talleres para trabajar el aspecto de gobernanza del proyecto, dirigidos por Gwenn y por mí, durante 3 días en cada una de las dos localidades. Las otras dos semanas se dedicarían a entrevistas y presentaciones. Cuando llegamos a Bariloche, nos recibieron en la sede del Parque Nacional Nahuel Huapi su ex director Horacio Paradela y el guardaparque Germán Solveira, coordinador del proyecto. Luego tomamos el camino a Villa la Angostura (1 h 30), bordeando el majestuoso lago Nahuel Huapi, atravesando a su vez los amplios espacios de estepa típicos de la Patagonia, antes de encontrarnos con el bosque tropical más meridional del mundo al acercarnos a Villa la Angostura. Tras dejar nuestras pertenencias en nuestro alojamiento, el Montaña Resort, un hotel lujoso como nunca había estado, nos dirigimos al centro de convenciones para conocer a nuestros socios de la semana y tener nuestra primera reunión inicial. Con gran emoción pude por fin ponerle cara a Francisco, Flor, Jessica y Martín, después de muchos intercambios por videollamada.
Durante los días siguientes, celebramos una serie de talleres y reuniones titulados :
- Análisis de la oferta y la demanda locales de turismo de senderismo
- Elaboración de un modelo de gobernanza compartida
- Diseño del producto turístico de la Senda perilago, con el objetivo de identificar el posicionamiento comercial y el público objetivo.
Los intercambios que surgieron durante estos talleres participativos fueron sumamente enriquecedores y me ayudaron a aumentar mi nivel de implicación y comprensión del proyecto. Pudimos comprobar que Villa la Angostura y el turismo están sometidos a grandes desafíos. El rápido crecimiento de la localidad y su especialización en el turismo aumentaron tras la erupción del volcán Puyehue en 2011, que interrumpió las actividades ganaderas en la región. Por el momento, las partes implicadas lamentan que la región esté adoptando un enfoque reactivo en términos de planificación, frente a las crecientes oleadas de turistas, en particular desde el final de la pandemia. Se observa, por ejemplo, una falta de singularidad y coherencia en la oferta, una flagrante descoordinación entre las partes implicadas, una profunda crisis en el acceso al alojamiento y consecuencias nefastas para el medio ambiente. Los debates brindaron la oportunidad de explorar vías para unir a los agentes y emprender un proceso de planificación turística hacia un modelo más sostenible y democrático. A continuación se construyó conjuntamente con todos los participantes un plan de acción común, con un reparto estratégico y equitativo de las tareas.
Paralelamente, nos tomamos el tiempo de reunirnos con los pobladores que viven a lo largo de los senderos, para conocer sus opiniones y ver cómo podrían integrarse al proyecto. Estas poblaciones originarias son las garantes del patrimonio y la identidad de la zona, y es a través de su oferta de restauración, alojamiento y actividades tradicionales que la ruta puede convertirse no sólo en un producto ecoturístico, sino en un producto experiencial con una dimensión cultural. De hecho, es impensable poner en marcha un proyecto de turismo de senderismo sin el apoyo de las primeras partes interesadas, y éste es un aspecto prioritario del proyecto en el sentido de que el modelo económico y de gobernanza debe incluirlas en primera línea.
Por último, celebramos una reunión pública de información a la que se invitó a todos los residentes interesados con el fin de dar a conocer el proyecto y hacerlo más accesible socialmente. Aunque pueda parecer trivial, este tipo de jornadas son esenciales en un proyecto de este tipo para garantizar una transparencia total, evitar que se creen rumores inverosímiles sobre el proyecto y recabar opiniones distintas de las de las partes interesadas. También permite a los habitantes de la zona conocer este tipo de proyectos, para que se los apropien y se conviertan en los primeros embajadores de su zona y del proyecto.
A continuación llegó el momento de partir hacia Villa Traful (1 h 20), para realizar un trabajo similar, adaptando nuestras intervenciones al contexto de esta comunidad mucho más pequeña, de apenas 700 habitantes. También fue una oportunidad para descubrir el tercero de los siete lagos de la región, el majestuoso lago Traful.
Los talleres celebrados en Villa Traful pusieron de evidencia más o menos los mismos problemas encontrados en Villa la Angostura, agravados por una evidente falta de comunicación que está creando disensiones en el mismo pueblo. La próxima conexión de Traful con Villa la Angostura y Bariloche a través de una carretera asfaltada cambiará sin duda radicalmente la fisonomía de un pequeño pueblo bastante aislado desde su creación. Desde el estallido de la pandemia, el pueblo se ha hecho mucho más “popular”, gracias a las publicaciones de una serie de “influencers” muy seguidos. Como consecuencia, el pueblo superó su capacidad de carga durante varias semanas en los meses de verano (enero, febrero y marzo), cuando los turistas se vieron obligados a dormir en las playas, provocando la contaminación por plásticos y generando tensiones entre lugareños y visitantes.
Sin embargo, el turismo de senderismo está aún poco desarrollado, y la actividad turística se concentra en las playas y el lago, mientras que las montañas del fondo ofrecen un campo de juego infinito para senderistas de todos los niveles. Esto aliviaría la congestión en la costa y ampliaría la duración de la estancia, que actualmente es relativamente corta. Sin embargo, existen varios obstáculos para el desarrollo del senderismo, entre ellos la falta de coordinación entre el Parque Nacional y los prestadores de servicios turísticos, la reticencia de los pobladores a permitir la entrada de turistas en las zonas de pastoreo debido a su mala gestión y la falta de un protocolo de emergencia en caso de accidente. Los talleres celebrados ayudaron a abrir algunos de los puntos conflictivos y a volver a una base más sólida, con cada una de las partes interesadas consciente de que sólo una solución colectiva les permitirá hacer frente a los retos que se les plantean. Para concluir la misión de Gwenn, el viernes 22 de marzo celebramos una última reunión con los responsables políticos de cada una de las comunas y del Parque Nacional para acordar la lista de participantes de la delegación de junio. Por último, nos invitaron a compartir un asado con los miembros del Club Andino de Villa Traful, y ahora puedo confirmar que Argentina no ha robado la reputación de la mejor carne a la parrilla. Este tipo de momentos de convivencia, más informales, son esenciales para forjar vínculos más personales con los socios.
Por mi parte, regresé a Villa la Angostura para comenzar con mis tareas asignadas. Pasé el fin de semana preparando y ultimando todos los elementos y materiales necesarios para las entrevistas, encuestas y presentaciones en los colegios, y organizando mi agenda para las dos semanas siguientes, que iban a ser intensas. El lunes por la mañana me metí de lleno en mi primera presentación en un colegio, delante de unos sesenta alumnos. A pesar de un poco de ansiedad al principio, disfruté mucho compartiendo una parte de mí, de mis raíces, de mi cultura y de la historia de mi país, destacando personajes tan diversos como Vercingétorix, Simone de Beauvoir o Zinédine Zidane, ante unos jóvenes muy curiosos e interesados por la presentación, que ayudó a romper ciertas ideas preconcebidas, siempre con una pequeña dosis de humor. Al mismo tiempo, pudimos debatir sobre varios aspectos del proyecto y sobre una serie de temas que me importan mucho, como el turismo social y la crisis ecológica, basándome en mi propia experiencia personal. Durante mi semana en Villa la Angostura, di otras 4 charlas en otras escuelas de la ciudad, con alumnos tan curiosos y dinámicos como siempre. Espero que, si el proyecto continúa en el futuro, se puedan organizar intercambios entre clases de los Alpes y de la Patagonia para forjar vínculos perennes entre nuestras regiones, tan alejadas geográficamente y, sin embargo, tan parecidas en tantos aspectos.
Al mismo tiempo, realicé un total de 24 entrevistas a lo largo de la semana. Me interesaba especialmente que las personas entrevistadas tuvieran un amplio abanico de puntos de vista y perfiles, para que fueran representados tanto los que se dedican al turismo como los que trabajan en los ámbitos social y medioambiental y los residentes. El hecho de que las entrevistas se realizaran de forma individual permitió a los entrevistados aportar análisis más personales y profundos, sacando a la luz elementos esenciales que no se habían planteado durante las reuniones. Lo importante era conseguir crear un clima de confianza con la persona que tenía delante para poder obtener las respuestas más sinceras posibles. Algunas de las entrevistas fueron muy espontáneas, en particular la de una joven estudiante de 18 años que trabajaba en la recepción del hotel donde me alojaba para financiar sus estudios, y que me mostró una visión totalmente distinta de la de los agentes turísticos entrevistados anteriormente.
El jueves (28 de marzo), salí por fin de la oficina para respirar un poco de aire fresco y realicé un recorrido de reconocimiento por las sendas del Perilago en presencia de responsables del Parque Nacional, para probar una parte del itinerario y reunirme con otros pobladores que no habían asistido a las reuniones para conocer sus opiniones. Me impresionaron los maravillosos paisajes naturales que atravesamos.
Mi encuentro con Florencia Martínez, la hija de 22 años de un poblador que quiere hacerse cargo del trabajo de su padre, fue muy instructivo y arrojó luz sobre la posición de los jóvenes indecisos entre la modernidad y la conservación de las tradiciones. En su caso, es en parte gracias al turismo como consigue encontrar un cierto equilibrio. Había decidido dedicar mi último día, el sábado, a realizar encuestas entre los turistas. Tuve la suerte de navegar en catamarán hasta el majestuoso Bosque de Arrayanes, la principal atracción turística de VLA, que recibe a cientos de turistas cada día. A los entrevistados les pareció atípico que fuera un francés quien realizara estas entrevistas, pero fueron muy amables. Tras una excelente cena con los padres de Alejo en torno a un delicioso asado, regresé a Traful.
Durante una semana, llevé a cabo un trabajo similar en la comuna de Villa Traful, realizando una jornada de encuestas con turistas, una quincena de entrevistas y una intervención en una escuela, marcada por ricos intercambios, y que terminó con un partido de fútbol con los alumnos en el que Francia pudo tomar un poco de revancha.
El último día, a pesar del clima nevoso, dos miembros del Club Andino y yo recorrimos el camino de ascenso al Cerro Negro, mapeando con el GPS la nueva senda que habíamos elegido y definiendo las necesidades de señalización y paneles educativos. Tras una subida en medio de una niebla espesa, bastante difícil en el tramo final, el cielo se despejó para revelar la belleza incuantificable de las montañas que me rodeaban con el lago al fondo. Por mi parte, pude comprobar el inmenso potencial de la zona para desarrollar el turismo de senderismo. Sin embargo, soy consciente de que estos territorios mágicos lo son porque durante mucho tiempo se han conservado en parte de la mano del hombre, y de que la implantación del turismo en la zona plantea importantes problemas de conservación, a los que, en mi opinión, hay que dar prioridad en vista del estado de nuestro planeta.
Con los ojos llenos de paisajes y la cabeza llena de recuerdos, al día siguiente tomé el avión de regreso a mi Isère natal. Fue una experiencia realmente enriquecedora, que me ayudó a comprender el sentido del proyecto y la importancia de llevar a cabo misiones sobre el terreno. Ahora estoy deseando utilizar todo el contenido y los datos que recogí para elaborar un informe de calidad que dé al proyecto la mejor orientación posible.